¿Por qué el melanoma es “el campeón de las mutaciones”? ¿Qué hace que este tipo de cáncer de piel tenga una alta capacidad de metástasis y cómo puede detectarse a tiempo? A estas y otras preguntas pretende responder Marisol Soengas, una de las especialistas más destacadas a nivel mundial en la materia.
Desde su posición al frente del Grupo de Melanoma del Centro Nacional del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Soengas busca solucionar el rompecabezas de una enfermedad que, pese a los grandes avances de los últimos años, sigue teniendo una alta incidencia.
Se estima que uno de cada 45 niños que nazcan este año va a desarrollar melanoma a lo largo de su vida y que, cada día, entre dos y tres personas mueren por culpa de este tipo de cáncer en España.
El último proyecto de Soengas, seleccionado por la Fundación “la Caixa” como investigación biomédica de excelencia dentro de su última Convocatoria de Investigación en Salud, pretende abrir nuevos horizontes a la hora de visualizar todo el proceso de desarrollo del melanoma, estudiar su resistencia y capacidad de evasión del sistema inmunitario y averiguar cómo bloquear la progresión tumoral.
“Lo que nos diferencia de otros proyectos de investigación”, señala Soengas, “es cómo estudiamos ese proceso in vivo. En 2017, publicamos en Nature una investigación pionera en el campo, con unos modelos de ratón llamados MetAlert, que se iluminan cuando empieza el proceso de metástasis. Son ratones modificados genéticamente para poder visualizar ese proceso de diseminación. Con ellos lo que podemos ver son genes que “encienden” el proceso de metástasis y otros que lo “apagan””.
Gracias a los ratones bioluminiscentes, Soengas y su equipo descubrieron una proteína llamada Midkine y varios genes capaces de activar el proceso de metástasis, un primer paso para atajar la enfermedad en sus fases más tempranas.
Ahora su idea es “estudiar con más detalle los mecanismos de resistencia del sistema inmune”, y para ello utilizará los propios ratones y muestras de pacientes. Otro de los objetivos del proyecto es investigar “cómo convertir un tumor ‘frío’, es decir resistente a inmunoterapia, en un tumor ‘caliente’, porque todavía hay una fracción de pacientes que no responde a los tratamientos habituales”.
DEL QUIMICEFA AL CNIO
Soengas habla de su proyecto y de la ciencia en general con la pasión desbordante de quien tenía clara su vocación desde los 5 años. “Veía un programa en la televisión en la que salían científicos y hablaban de Marie Curie. Me encantaba ver los tubitos de cristal, los vapores y un humo azul… me parecía todo fascinante. Luego por mi cumpleaños y en Navidad siempre pedía juegos de química y me pasaba horas observando aquellas reacciones y haciendo experimentos”.
Gracias a su extraordinario expediente académico pudo solicitar plaza en el mejor grupo de investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, dirigido por Margarita Salas. De ella lo más importante que aprendió fue “el rigor, el placer por el trabajo bien hecho”.
No fue lo único. “Margarita me enseñó a deducir por qué eran relevantes determinados datos y cómo transmitir ese conocimiento, saber escoger y confiar en las personas con las que trabajas y aprender a enseñar”. Pero quizá la lección más importante tuvo que ver con su manera de dirigir el laboratorio: “nunca hizo ni la más mínima diferencia entre lo que le exigía a hombres y mujeres, éramos todos iguales. Yo nunca la oí quejarse y para nosotros tener una jefa era algo normal. Las mujeres con ese interés y esa capacidad de liderar grupos de investigación debemos dar un paso adelante para allanar el camino a las que vienen”.
Ahora, convertida en referente internacional en la investigación del melanoma, Soengas reclama la importancia de la inversión en ciencia. “El melanoma es un muy buen ejemplo de para qué sirve la investigación y qué réditos ofrece en un espacio de tiempo no excesivamente largo. Lo que necesitamos es financiación y políticas duraderas a medio y largo plazo. No queremos promesas, sino ver cifras y presupuestos reales, que lleven a acciones claras y concretas, y eso todavía lo estamos esperando”.
Lo que reivindican con urgencia Soengas y sus compañeros de Aseica (Asociación Española de investigación sobre el Cáncer) es un pacto por la ciencia, algo que parece casi tan difícil de lograr como la propia cura del cáncer.