Santander, 16 abr (EFE).- El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha seleccionado el proyecto presentado por un grupo del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (Ibbtec) para buscar un tratamiento alternativo al coronavirus, basado en una terapia utilizada en melanomas metastásicos.
El proyecto del grupo de investigación Regulación Espacial de las Señales RAS-ERK en Cáncer dirigido por Piero Crespo, del Ibbtec, instituto de investigación mixto de titularidad compartida entre la Universidad de Cantabria (UC), CSIC y el Gobierno de Cantabria, se encuentra entre los 80 seleccionados por el CSIC dentro de la Plataforma Temática Interdisciplinar para coordinar las iniciativas sobre el COVID-19 y apoyar aquellas con más proyección y aplicabilidad inmediata.
Bajo el título “Reposicionamiento de inhibidores de MAP Kinasas para el tratamiento de COVID-19”, la investigación, que ha obtenido una financiación de 50.000 euros, se basa en evidencias previas de que los inhibidores de MAP Kinasas evitan la replicación de coronavirus, según señala la UC en nota de prensa.
“Investigaremos si estos inhibidores son más eficaces que los tratamientos que actualmente se están utilizando para tratar la infección, para bloquear la propagación de coronavirus y evitar la inflamación derivada de la misma”, ha explicado el responsable del grupo de investigación y director del Ibbtec, Piero Crespo.
Las MAP Kinasas son unas proteínas involucradas en la regulación de la proliferación celular y que están desreguladas en muchos tipos de cáncer, por lo cual, en estos momentos, los inhibidores de MAP Kinasas se utilizan para el tratamiento de muchos de ellos, sobre todo del melanoma metastásico.
Según ha explicado Crespo, estos mecanismos celulares son los mismos que utiliza el coronavirus para entrar en la célula y replicarse.
El proyecto comparará, de esta forma, el potencial viricida de los inhibidores de MAP Kinasas con la capacidad viricida de los tratamientos que actualmente se están utilizando para tratar la enfermedad COVID-19.
“Si resultasen ser más efectivos, estos inhibidores podrían rápidamente reposicionarse y utilizarse en la clínica para el tratamiento de coronavirus”, señala Crespo, puesto que se conoce “perfectamente” su perfil de bioseguridad en cuanto a toxicidad, efectos secundarios, incompatibilidades o contraindicaciones.
Además, pronostica que, “si todo va bien”, en “cuatro o cinco meses” podría haber resultados concluyentes.
El CSIC presentará esta y otras propuestas seleccionadas a la convocatoria del Instituto de Salud Carlos III sobre COVID-19, actualmente abierta.
El grupo de investigación Regulación Espacial de las Señales RAS-ERK en Cáncer, que dirige Piero Crespo, se centra en cómo la sublocalización celular y la compartimentalización espacial de dichas señales inciden en sus efectos bioquímicos y biológicos, tanto en contextos fisiológicos como patológicos, en particular en cáncer.
Y en cómo tal regulación espacial puede explotarse para la búsqueda de nuevas terapias antitumorales. EFE