El melanoma es uno de los tipos de cáncer más peligrosos que existen, ya que tienen un elevado potencial de metástasis. Pero, tras más de una década de trabajo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), finalmente se empiezan a vislumbrar respuestas para los pacientes de esta enfermedad. El equipo de investigación liderado por la agolense Marisol Soengas ha descubierto cómo el melanoma consigue reorientar al sistema inmunitario, no solo para evitar que ataque el tumor, sino incluso para convertirlo en un aliado que coopere con su desarrollo.

«Queríamos entender cómo estos tumores con apenas un milímetro podían tener esa gran capacidad de metástasis. Para eso utilizamos modelos animales llamados MetAlert, unos ratones bioluminiscentes, que nos permitieron observar los tumores en esas fases iniciales. Descubrimos que la responsable del proceso es la proteína MIDKINE, que facilita que las células se muevan por el organismo y se diseminen», dijo Soengas.

Los tumores se clasifican como «fríos» o «calientes», según su nivel de respuesta a la inmunoterapia. Entre los tumores «calientes», que no responden a los tratamientos, existen algunos que «reclutan» a estas proteínas para generar la metástasis. En estos casos, los pacientes no responden a tratamientos de inmunoterapia. Este es el principal hallazgo del estudio, que se ha publicado en la revista Nature Medicine.

Lo interesante de estos tumores es, entonces, que logran utilizar el sistema inmunitario del cuerpo para su propio beneficio. «El sistema inmunitario es nuestra defensa contra bacterias y patógenos, pero debe estar muy controlado, porque si se activa de más puede provocar sistemas autoinmunes. Los tumores aprovechan esta dualidad del sistema, si son muy agresivos lo pueden convertir en un aliado», explicó la investigadora.

Ante el melanoma, entonces, la estrategia debe ser dual. No basta con desactivar los «frenos» que las células de cáncer establecen para no ser detectadas por el sistema inmunitario, sino que es necesario inhibir esta proteína.

El trabajo del CNIO significa un gran paso en el camino para tratar este tumor con terapias inmunológicas, lo que hasta ahora se ha resistido. «El trabajo es importante porque tiene varios niveles de complejidad. Estudiamos células de melanoma modificadas genéticamente y luego modelos animales. Luego validamos experimentalmente estos resultados en muestras de pacientes. Viendo que esta proteína era importante, lo que hicimos fue bloquearla con técnicas de activación a nivel genético. También hay fármacos que permiten inhibirla», detalló Soengas.

El descubrimiento es el resultado de una década de trabajo den CNIO, pero también es fruto de la cooperación entre distintos actores. «Este es un trabajo que incluye colaboraciones con la Universidad de Columbia, en Nueva York, la Universidad de Zürich y otras instituciones. Es un trabajo de equipo, que nos ha llevado mucho esfuerzo. En ciencia no se puede pensar en hacer algo solo, todo avanza más rápido cuando se trabaja de forma colaborativa», señaló la investigadora gallega.