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Nuestro invitado
El Dr. Alejandro Macías Hernández es encargado del Área de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Departamento de Medicina y Nutrición en la Universidad de Guanajuato, en Guanajuato, México. Es profesor de tiempo completo en la Universidad de Guanajuato; Investigador Nacional Nivel 2, Conacyt; Académico, Academia Nacional de Medicina en México. De 2009 a 2010 fue Comisionado Nacional para la Atención de la Influenza en México.
COVID-19 (SARS-Cov-2)
El 31 de diciembre de 2019, en la ciudad china de Wuhan se reportó un brote de neumonía atípica de causa desconocida. El brote se ligó al mercado de esa ciudad por el alto número de casos que coincidieron en el mismo. Después de una investigación a fondo, el 4 de enero de 2020 el Chinese Center for Disease Control and Prevention activó el protocolo de respuesta de emergencia nivel 2. Un nuevo coronavirus fue oficialmente identificado como la causa de este brote. La pandemia apenas comenzaba.
Los coronavirus fueron descubiertos en la década de los años 60, son virus ARN monocatenario positivos envueltos y con una nucleocápside de simetría helicoidal. En seres humanos causan infecciones respiratorias comúnmente asociadas al resfriado o catarro común. Sin embargo, ha habido dos cepas altamente patógenas que se originaron de reservorios animales y que desencadenaron 2 epidemias muy importantes: SARS-CoV en 2002-2004 (brote de síndrome respiratorio agudo grave), y MERS-CoV en 2012 (brote de síndrome respiratorio de medio oriente), que en conjunto sumaron más de 10.000 casos.
El 11 de febrero de 2020 el Comité Internacional de Taxonomía de Virus nombró oficialmente al 2019-nCoV como SARS-CoV-2 que causa la enfermedad por coronavirus COVID-19 (Coronavirus Infectious Disease 2019). Desde ese momento el virus ha tenido una rápida expansión fuera de China.
Los principales hospederos fueron los murciélagos. Sin embargo, otros mamíferos como camellos, ganado, gatos, etc., han servido como hospederos intermedios en estas epidemias. Al igual que SARS-CoV (2002), y MERS-CoV (2012), SARS-CoV-2 tiene su origen en animales. Una teoría apunta hacia los murciélagos y los pangolines como hospederos intermedios.
Su crecimiento ha sido exponencial en varios puntos del mundo, como Irán e Italia. El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a COVID-19 una pandemia. Hasta el día 14 de marzo había 156.073 casos confirmados en el mundo; 5.821 muertes, y 74.450 pacientes recuperados.[1]
Cuadro clínico
El cuadro es más parecido a una neumonía que a una infección de vías aéreas superiores.[2,3,4,5]
- Fiebre: 83% – 98%.
- Tos seca: 67% – 82%.
- Disnea: 33%.
- Fatiga: 38%.
- Mialgias: 11%.
Perla
Tiene gran afinidad por la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2), que se expresa primordialmente en el pulmón. No está recomendado suspender fármacos como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA2).
Perla
Gran parte del daño que causa este virus es por la respuesta inflamatoria que despierta.
Grupos de riesgo
- Adultos de edad avanzada (> 65 años).
- Personas con enfermedades crónicas (cardiovasculares, pulmonares, renales, enfermedades autoinmunes, cáncer).
- Personas inmunocomprometidas (trasplantados).
La mortalidad en general es de 1% a 5%, por grupo de edades:*
- 10 – 39 años: 0,2%.
- 40 – 49 años: 0,4%.
- 50 – 59 años: 1,3%.
- 60 – 69 años: 3,6%.
- 70 – 79 años: 8,0%.
- 80 años y más: 14,8%.
*Según la evidencia al 14 de marzo de 2020. Estos datos pueden cambiar según se integre más información en el futuro.
Perla
80-15-5 80% de los afectados tendrá un cuadro leve; 15% un cuadro más grave que tal vez requiera hospitalización, y 5% será un cuadro más grave que necesite cuidados intensivos.
No hay información suficiente en embarazadas. Por otro lado, al parecer los niños tienen bajo riesgo de complicaciones y su cuadro es mucho menos severo.
Aunque su letalidad es menor que la del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y la del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), su virulencia es mayor, por lo que en pocos meses se ha transformado en una pandemia, es decir, un problema de salud global.
Diagnóstico
Actualmente el diagnóstico se basa en:
- Cuadro clínico compatible: tos, fiebre, cefalea, disnea.
- Antecedente epidemiológico: haber viajado (o estar en contacto con alguien que lo haya hecho) a países con alerta epidemiológica.
- Tomografía computarizada de los pulmones: vidrio despulido (esmerilado) bilateral.[7,8]
- Prueba de influenza negativa.
- Reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real (RT-PCR) autorizada por las autoridades locales.
Perla
La sensibilidad de la reacción en cadena de la polimerasa para COVID19 es de 60% a 70%, con buena especificidad. La sensibilidad de la tomografía computarizada de pulmón es de 88%. Con ambas positivas la sensibilidad aumenta a 97%.
Perla
Cualquier caso actual de neumonía bilateral de predominio basal con patrón en vidrio despulido debe ser altamente sospechoso de COVID-19.
Otras alteraciones en los análisis clínicos:
- Linfopenia: < 1.500 células/μl
- Deshidrogenasa láctica (DHL): elevada
- Tiempo de protrombina (TP): prolongado
A quién realizar la reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real para diagnóstico de COVID-19.
Saber el número de casos es crucial, sobre todo al inicio de cualquier epidemia, para conocer su comportamiento. Cuando está avanzada, la relevancia de tener un diagnóstico probado es menor y solo con el cuadro clínico más imagen sería suficiente.
Actualmente se recomienda realizar la prueba para identificar a SARS-CoV-2 en las siguientes situaciones:
- Fiebre y/o síntomas respiratorios bajos más haber estado en contacto con una persona diagnosticada con COVID-19.
- Fiebre y síntomas respiratorios bajos más antecedente de viaje a un área de riesgo.
- Fiebre y/o síntomas respiratorios bajos con de presentación severa que requieran hospitalización sin un diagnóstico alternativo.
Tratamiento
Hasta el momento no hay ningún tratamiento efectivo contra el virus, y el tratamiento es sintomático y de las complicaciones.
Se ha intentado usar cloroquina, oseltamivir, lopinavir/ritonavir, remdesivir y otros antivirales sin buenos resultados clínicos. Estos tratamientos han tenido buenos resultados en estudios in-vitro.[10]
Hay cierta evidencia anecdótica promisoria proveniente de Italia y China acerca del uso de tocilizumab, un inhibidor de interleucina-6.
No se recomienda el uso de corticoesteroides.
Prevención
Mecanismo de transmisión
- Al igual que la influenza, este virus se transmite por gotas, es decir, partículas de saliva o fluidos respiratorios que van a parar a las mucosas de otras personas por autoinoculación.
- No se transmite por aerosoles, como en el caso de tuberculosis, varicela y sarampión.
- Su periodo de incubación en promedio es de 5 días, pero puede ser hasta de dos semanas.
- Los portadores lo pueden transmitir antes de presentar síntomas.
Perla
Su tasa de infección es de 2,2 (R0 = 2,2), eso quiere decir que por cada caso habrá dos infectados más.
Contención frente a mitigación
Medidas de contención:
- Sirve para contener la epidemia y prevenir la circulación del virus.
- Ejemplos: aislamiento social, cerrar fronteras, regiones y ciudades enteras.
Medidas de mitigación:
- Si no fue posible contener la epidemia, estas medidas disminuyen el número de contagios: aplanar la curva epidemiológica y no colapsar el sistema de salud.
- Algunos ejemplos son: mejorar el equipamiento de hospitales (mayor número de ventiladores), entrenar al personal médico acerca de cómo enfrentar la epidemia; no acudir al hospital si estamos enfermos, a menos que haya síntomas graves.
Perla
Hay un estudio que probó que la vigilancia mediante la aplicación de filtros de temperatura y llenado de cuestionarios de salud en aeropuertos es fútil.[11]